El hombre mono

miércoles, 3 de junio de 2015

Imagen: http://pixabay.com/


La primera vez que David vio al hombre mono estaba en la calle. Eran cerca de las doce. Iba de la mano de su madre, la gente los golpeaba al pasar, se escuchó el grito de una mujer.


- ¡Me robaron!- dijo con un chillido.



Su madre le apretó con fuerza la mano y aligeró el paso. En ese momento, David se distrajo con la visión de un hombre demasiado grande para pasar desapercibido a los ojos de un niño. Ese hombre se parecía a un mono, al menos eso pensaba David. El desconocido caminaba encorvado, esto ya le había dejado una joroba no tan notoria pero que hacía que sus brazos se vieran más largos. Sus pasos tímidos dejaban ver una dolencia en el pie izquierdo. Estas características serían suficientes para la imaginación de cualquiera, pero una nariz chata y regordeta remataban su peculiar aspecto. 



-Mira mami, ese hombre es como un mono- gritó mientras lo señalaba.

-Cállate y no señales, ¿cuántas veces te tengo que decir que eso es de mala educación?.


Era claro que el hombre lo había escuchado, y ahora lo miraba con unos ojos profundos, contrario a lo que podía creerse, sonrió al niño, hizo una mueca infantil, imitando a un primate.


***


En el segundo encuentro, David vio que el hombre esperaba el bus, no quiso llamar su atención y prefirió fijarse en otras cosas que antes, por la velocidad de la analogía entre el sujeto y un mono, habían pasado inadvertidas.


Observó que tenía unos zapatos de cuero negro, brillantes y embetunados con cuidado. Que vestía un traje azul de medianoche, de tela lisa. Que tenía una camisa a rayas de muy buen gusto y que remataba con una corbata vino tinto. Que jugueteaba con una billetera de cuero de cocodrilo. Que su rostro estaba perfectamente afeitado y eso le quitaba mucho de su inicial aspecto de simio malhumorado.



Fue feliz imaginándose al hombre sobre una bicicleta, dirigiéndose a su trabajo, que por su aspecto debía ser de algo relacionado con economía o negocios, -de pronto es un abogado- pensó.  En ese momento, el hombre se subió a un bus cuyas latas sonaban desde lejos y desapareció de la vista del niño. 


***


La última vez que lo vio fue en televisión. En uno de los programas que tanto disfrutaba su madre (aunque peleaba con la pantalla en muchas ocasiones), apareció una foto que lo inquietó. Nunca atendía a lo que aparecía en pantalla, a menos que fueran sus programas pero esta vez agudizó el oído y se acercó al aparato.


De cerca lo reconoció. Pero las noticias eran desconcertantes. Habían atrapado al buen hombre mientras realizaba algunos contratos ilícitos (palabra que David desconocía hasta el momento). Como dato adicional, el noticiero lo calificaba de cleptómano y decían que en su apartamento encontraron tantas billeteras y bolsos que apenas si se podía caminar.

Mayra Pulido
@cuadernicola

2 comentarios:

  1. Interesante, bueno! Llamó mi atención...

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    1. ¡Gracias por tu comentario! Nos encanta saber lo que opinan nuestros lectores :)
      Cuadernicola

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